"Resuena mi niñez" [1/4]

Entrevista FREE x Eme Eme // Fotos del álbum personal de la familia Cidade

Googleá Walas y tendrás miles de entrevistas. Nosotros no entrevistamos, charlamos. Nos tomamos una cervecita con el personaje elegido del mes y nos la pasamos bien. Entre papas fritas y sorbos, la idea es que sepas algo más de esas personas que te sacan un pedacito del sueldo cada vez que vas a verla y sobre todo te alegran algun momento de tu día con su arte. Tenemos un preconcepto: si dedicaste gran parte de tu vida a hacer música, pintar, dibujar historietas, escribir, filmar, o lo que se te ocurra que no entre en la categoría de “empleado con horario fijo, obra social y jubilación” algo disfuncional tenés. Como todo disfuncional tiene una vida larga, la idea es que todos los lunes del mes te asomes como voyeur a espiarle la historia.

Stay Free charla. Lo compartimos.
A ver ustedes que le agregan.



¿QUIEN?: Walas
¿CONOCIDO POR?: Cantar en Massacre



Nombre: Guillermo Christián Cidade, se pronuncia Christián, porque es alemán, me lo pusieron por mi abuelo.

Hijo de: Nancy Preuss y Vicente José.

Mamá: Hija de alemanes, criada para ser una princesa, idiomas, muy fina, educada. Vivió entre libros: se recibió de abogada a los 21 años y cuando murió estaba estudiando Teología. Iba al seminario de la iglesia San Carlos, muy culta. Trabajó varios años de abogada y después se copó con dar clases: daba en colegios y después particular, trabajaba y estudiaba mucho, de ella saqué el mayo francés, lo libertario, el vivir haciendo lo que quiero.

Papá: A mi papá lo abandonaron de chiquito, primero su padre, luego su madre, quién dejó Misiones para venir a vivir a Buenos Aires trayendo consigo a su hijo menor, mi tío (Ramón Ayala) y dejando a mi papá con unos tíos que lo trataban muy mal, era el “guacho”, lo hacían trabajar de sol a sol, no iba a la escuela.... Un día –tendría 14, 15 años- mi viejo se escapó y se vino a Buenos Aires, donde se reconectó con su mamá y su hermano. No sabía leer ni escribir, pero ya hacía música. Trabajando en un bar, el dueño (un gallego solterón, que lo adoptó medio como un hijo) se convirtió en su “mecenas” y le compró su primer violín. Hizo el conservatorio Manuel de Falla, actuó de extra en la película “Pelota de Trapo” (de Leonardo Favio, un clásico muy triste de los pibes pobres) y puso un restaurant, en el subsuelo armó una peña importante donde tocaron en los años 60´s una joven delgada llamada Mercedes Sosa, Argentino Luna, Ramona Galarza y un montón de folkloristas del interior que venían a probar suerte en Buenos Aires. El mismo quedaba en Santa Fe y la 9 de julio y se llamaba El Hormiguero. En los 70´s compuso un tema emblemático de la explotación del obrero trabajador en la cosecha de yerba mate: “El Mensú”(junto a su hermano, mi tío, Ramón Ayala), también “Zorzal Tempranero”, “General Indio” y varios otros y pasó a ser un referente importante de la cultura folklórica. Yo del Hormiguero lo que me acuerdo es del olor regional... a mí me llevaban a veces y me quedó eso, el olor a humita, a comidas regionales. Cuando llegó la dictadura a mi viejo lo incluyeron en las listas negras y se prohibió difundir su obra y sus shows. Puso un restaurante en provincia y sobrevivió un tiempo pero se volvió a Misiones donde vivió hasta su muerte (el 12/07/2005). Su entierro fue un acontecimiento en Misiones. El cortejo fúnebre era una fila de autos larguísima y veías a los niños en guardapolvo saludando.



Melange entre madre lectora + padre folklorista: Libertario y supersticioso. La cultura misionera, llena de duendes y extraterrestres, esas leyendas oscuras de fuerzas sobrenaturales, y mi mamá super intelectual, muy culta, educada para ser una señorita princesa: idiomas, baile, viajes. Así salí, aunque en verdad mis viejos se separaron cuando yo tenía 8 años y a mí me crió mi abuela materna, la alemana. Porque mi papá era un bohemio, con lo cual de un niño no se iba a ocupar, y mi mamá estaba siempre estudiando, con lo cual tampoco. Yo no fuí un niño común: mi abuela creía que estábamos en la realeza alemana de la preguerra, y así me educaba. Yo hacía terapia con Pacho O´Donnell, iba al mejor colegio de la zona, hablaba idiomas, igual, claro, hubiera preferido ir a un estatal y tener un padre y una madre, me parece.

Lugar de residencia en la infancia y adolescencia: Departamento amplio, PB, patio, cerca de Rivadavia y Medrano, Almagro. Amo vivir en ese barrio, me hace bien.



Escolaridad:
Primaria: América del Sur (Av. Rivadavia al 4000). Doble jornada, idiomas, salas con pocos niños, campamento... todavía teníamos algo de la plata de mi abuelo alemán, pero ya a los 11, 12 años la debacle se olía en el aire.
Secundaria: Estatal, ya no había un mango, fuí al Mariano Moreno (Av. Rivadavia al 3500) pero como repetí 4to año hice 4to y 5to a la noche en el Revoluta (Revolución de Mayo, Ecuador al 1100)

Algo en la vida debe haber más allá de los libros y la terapia: Todas las Navidades ibamos con mi abuela a Harrod´s (en la calle Florida) a comprar los regalos. Cuando éramos pequeños también llevábamos las cartas para Papá Noel y los Reyes Magos. Harrod´s tenía todo un piso que era juguetería y tenían muchos juguetes que venían de afuera, los Sea Monkeys, por ejemplo. En diciembre del ´78 fuímos para allá y habían traído skates Proclass, habían montado unas rampas de 4to de tubo. Yo los probé y me encantaron. No, mi abuela no me lo compró, pero aproveché que mi viejo se iba a Brasil a tocar y él me trajo mi primer skate marca Brinquedos Bandeirantes, brinquedos por patineta y bandeirantes por... bandeirantes! Mi hermano pidió una pelota y yo un skate, ahí empezó todo.

¿Por qué el skate?: Y bueno, en mi casa –que culturalmente era muy europea- había patines, esquíes, esas cosas, yo patinaba cuando era chico, me gustaba, pero nada como cuando comencé a andar en skate. Empezé a ir a practicar a la zona de ATC, por el Mundial 78 habían construido ese armazón de cemento, ibamos a la Facultad de Derecho, a Plaza Francia, al puente de Libertador, ahí me hice mi grupo de amigos.

¿Chicas skaters?: No, las chicas –que eran muy pocas- usaban rollers. Éramos todos varones, imagínate que yo iba a colegio de varones, mis amigos eran varones, y el otro grupo de amigos que tenía eran skaters, uno solo tenía una hermana mujer, el resto éramos muy varoneros!.

Derecho de piso: Nosotros éramos más chicos y a veces venían los skaters màs grandes, como Sebastián Lacroze, el sobrino de Amalita Fortabat, ellos eran más chetos, más grandes (nos llevaban 5 años, que cuando sos pendejo es mucho) y se notaba. Ellos fumaban, tomaban cerveza, nosotros éramos más ratas, pero los admirábamos, claro. Los chabones tenían guita, viajaban, se traían de todo, nosotros éramos más humildes, dependíamos de que algún padre o conocido viajara para encargarle tablas, repuestos... pero le poníamos corazón, sentimiento, garra... estaba bueno!

¿Por qué skate y no fútbol?: Por la adrenalina, por el riesgo, por coquetear con el peligro, algo de locura, me imagino.

Clase técnica: Hay muchos tipos de rampas: 4to de tubo, ½ tubo, tubo entero. Dar la vuelta en el tubo entero se llama punto ciego, los pocos que lo intentaron se hicieron mierda! Pero alguno lo logró, con mucha práctica, mucho hueso roto.



La tribu Skater: No teníamos cultura de tribu, no existía, en el año ´78 estaba la cultura disco: Fiebre del sábado por la noche, todo eso, pero nosotros no ibamos a bailar, ni nada de eso. Los discos se compraban en El Agujerito, en la calle Florida, eran importados, así que alguien compraba un disco y 30 lo copiábamos en cassette TDK de 90 minutos, que te entraban dos discos por cassette. Sí nos vestíamos medio chetos: remeras Hëring, carpinteros Lee (los de los bolsillos en la rodilla... jaja!), chombas Pengüin... un trauma de esa época es que a mi vieja no le gustaba gastar plata en nada que no fuera libros, entonces yo quería zapatillas para el skate (eran importadas, las vendían en locales de esquí) y ella nada, me llevaba a Florida a una casa que se llamaba “Lopez Liquida” y me compraba unas zapatillas de mierda! Después me pude comprar yo unas zapatillas copadas cuando empecé a trabajar, pero esa época la sufrí bastante.

Skaters vs. Resto del mundo: Tiempo después empezaron a aparecer grupos más definidos: los stones, los rockeros, los chetos. Nosotros no éramos un grupo, éramos pocos, sectarios, no nos definíamos mucho por la ropa, y en las tablas pegábamos stickers de lo que se conseguía: Rolling Stones, AC/DC... capaz ni te gustaban, pero no ibas a un kiosco a comprar stickers, los conseguías donde podías y los pegabas, después empezamos a escuchar música que nos identificaba más y ahí tomamos una cosa más grupal con el skate y la música que empezamos a introducir nosotros, Buenos Aires, a nivel rock, dejó de ser gris!

La ciudadanía y los skaters: No existían palabras que nos explicaran, recuerdo algunas cosas que me han gritado: “¿Qué so´, ET?” “Gallo!” “Hombre Gato”, “Traversi”. No existía Flor de la V en esos años, y de los travestis no se hablaba, entonces un flaco en skate con el pelo largo y vestido así nomás era un travesaño, un puto traversi.

All you need is love: Cuando vino la baja de la cultura skate –ponele entre el 82 al 87- yo seguí y seguí. Y en un tiempo fui el mejor skater de Argentina, creo que lo que siempre busqué es que me quieran, mis viejos estaban en tan otra cosa que no quería ser el mejor, sino que me quieran. En eso se engancha lo de ser músico: en buscar gente con la que querés estar, con la que te gusta estar, y que te quieren por lo que sos.