Jorge Schussheim - No todo va mejor con..



01. Balada de Juan y María (J. Schussheim)
02. Amor de paso (J. Schussheim-P. Orgambide)
03. Todos nosotros (J. Schussheim)
04. Antes y después (J. Schussheim)
05. Los filatelistas (J. Schussheim)
06. Polca de la tarjeta (R. G. Tuñón-J. Schussheim)
07. Las cosas que pasan (J. Schussheim)
08. Las tijeras de mamá (J. Schussheim)
09. Mi personaje inolvidable (J. Schussheim)
10. Soy un hombre acomodado (J. Schussheim)
11. Confesiones junto al Sena (J. Schussheim)
12. Todo va mejor (J. Schussheim)

Había atardeceres en que Jorge Schussheim soñaba con ser Lili Pons, es decir una criatura capaz de emitir series de sonidos coherentes acompañado por una orquesta. Incluso producir fiorituras vocales, haciendo un gesto con la mano (suave pero imperativo a la vez) para silenciar a las instrumentistas en bloque; trinos, gorjeos, excelsitudes líricas a capella, hasta que súbitamente la orquesta retoma el hilo de la partitura y todos se reencuentran, con esa escalofriante precisión, en la mismísima nota.
Esto podía ocurrir en el teatro de la Scala de Milano, en el Metrópolitan Opera House o en el Teatro Argentino de La Plata, daba lo mismo. La cosa era vocalizar con denuedo esas estridencias armónicas pentagramables. Que hubiese o no un público formado por señoras de espaldas pálidas, melómanos de black tie y gordas jadeando en el Paraíso, podía considerarse un detalle frívolo y prescindible. El teatro era solo necesario para contar con un foso donde albergar a los músicos.
El destino fue reticente en concederle a Schussheim la condición de soprano. El es algo entrado en carnes y excesivamente masculino para ser Lili Pons, dama que fue siempre recordada por lo enjuta, corta de estatura y de costumbres femeninas. En consecuencia, Schussheim se acostumbró a cantar bajito mientras baila con alguna nativa fuerte de caderas, colocando los labios próximos a la oreja de ella, o a los gritos cuando se baña de inmersión, con sales. Lo de Lili Pons se lo contó a su psicoanalista, llegando a vocalizar, a manera de ejemplo un aria de Lucía de Lammermoor de Donizetti. El facultativo habrá producido palabras de aliento o de orientación, pues poco después Schussheim dio su primer recital en público como solista.
Para evitar irritantes desinteligencias con la orquesta prefirió hacerse acompañar por una guitarra que ejecuta el mismo, Y como la mayoría de las partituras líricas contienen diversas notas ubicadas en el extremo agudo de la escala, arduas de alcanzar cuando uno no está definitivamente resuelto a someterse al esfuerzo consiguiente, Schussheim optó por componer él mismo la música. De esta manera las líneas melódicas se abstienen de producirle sobresaltos y, dicho sea de paso, también está el asunto de los derechos de autor.
El paso siguiente fue urdir también las letras. Y esto me recuerda la primera vez que fuimos juntos a uno de sus recitales. El estaba ubicado en el escenario cantando; yo escuchaba mezclado con el público. Cuando llegó a la parte donde explica que el c... le arrastra y le pesa, una señora que estaba a mi lado preguntó con voz sofocada: "¿Qué está diciendo este joven?" "Dice que el c... le pesa aproximadamente unos mil kilos" murmuré para tranquilizarla. "Ah", dijo. Meditó un largo rato y después agregó "Qué barbaridad". Nunca se aclaró debidamente si se compadecía por el excesivo peso alcanzado por el derriere de Schussheim, o si se refería a la sicalipsis referencial de la letra. Yo puedo decir que las canciones de este trovador suman a las señoras virtuosas en el equivoco y la confusión. Quien lo haya visto cantar recordará que ciertas partes aleves las vocaliza con los dientes apretados, como queriendo poner cara de malvado.
Ahora bien: Schussheim no es malvado sino apenas perezoso. "La culpa la tienen mis antepasados", declaro cierta vez, para justificar su indolencia, a una periodista que lo reporteaba. Estaban los dos solos en una habitación del tercer piso, en un hotel permisivo de la rue Tres Sargentos. El alega descender de polacos terratenientes y sensuales. Se duda si estas tierras estaban mencionadas en legítimos títulos de propiedad o acumuladas en los recovecos de las orejas. Sea como fuere, Schussheim tiene su genealogía ¿quién no? Y hasta su ideología, que ya es algo más difícil.
Comparte los anhelos de las minorías irredentas por atraer la realidad hacia un estado más maduro y mejorar los modales de nuestro tiempo haciéndolos más comedidos. Ahora bien: la realidad se obstina en ser diferente de lo que uno desearía que fuese y esto -según ya verificó Discépolo- al mundo nada le importa. El desánimo consecuente se expresa en Schussheim con el mismo acento fáctico que usaría Bertolt Brecht al entonar sus Hauspostille: "Que cosa terrible y normal / que la gente se muera en la guerra / esta cosa tan simple / esta cosa tan seria / no nos enoja / no nos aterra. / Lo que no te toca de cerca / finalmente no interesa". Por eso las canciones de Schussheim están impregnadas de un cinismo triste que muerde en algunos mitos para mostrar su entretela roída por los insectos predatorios, un sarcasmo casi compasivo, alimentado por la desesperanza, la enajenación, el pesimismo y otras deleznables lástimas de la existencia contemporánea. (Miguel Brascó - 1970)

BAJAR

Enviado por Kevlar

3 comentarios:

Paula dijo...

El próximo miércoles 22, entrevista a Jorge Schussheim en el programa Boomerang, de FM La Isla, miércoles a las 23 horas.

:)

Anónimo dijo...

A sus pies caída una leona... es increíble que hayan conseguido este disco! Yo lo tengo en un cassette que salió a principios de los 90 como rareza, pero ya estaba inescuchable.
Aquí el genio: ·Cuando nací mi mamá esperaba de mí/ que fuera un genio que menos podía pedir/ grande fue su desengaño, cuando al cabo de un año/ todavía me hacía pis!!!!"
Y en los años 70, bien al principio, eh....
Gracias!
Miriam

Cordin dijo...

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