VIDA DE RATAS: Fin de semana salvaje

La cita era a las 9 de la mañana en la estación de servicio de 9 de julio e Independencia. El reloj sonando a las 8 murió ese día, pero el radio reloj fue implacable (también Miguelito Mora tocando el portero a la hora señalada).
Menos mal que llegué temprano! Lo primero que ví fue a Luis Alberto y Patricia Spinetta acompañando a Dante: sandwichitos, gaseosa en termo. El nene se iba de gira!
Yo pensé que estaba medio dormida y alucinaba, así que mi primer acto fue tomarme dos vasos de café en la estación de servicio del lugar. Seguí tan dormida como antes, pero el estómago se me hizo pelota. 9:30 llegó el micro, arriba, el que no estaba no iba.
Subió Ivan Noble con sus famosos jeans cortados, y el resto de los Caballeros de la Quema. Subieron los Kuryaki, despedidos por sus padres famosos. Subieron los Brujos, que venían de caravana y se notaba. Subieron los Massacre, que parecían surfers de California. Subieron los Peligrosos Gorriones, tímidos, ensimismados. Y subimos los que cubriríamos el evento: El Nuevo Rock Argentino en gira.
De los que me acuerdo, estaban Fernando García del Sí de Clarín (no habló con nadie en esos días, debía necesitar estar en silencio), Fernando D´Addario, de Página 12, el matrimonio Gary y Nora Castro de Much Music, Miguelito Mora escriba de Madhouse, Resakka fotografo de Madhouse, Analía Maldonado –prensa de los Brujos-, Carlos Tórtola –manager de Massacre-, Diego Angeli de Rock & Pop, muchas otras personas que trabajaban con las bandas y yo.
En el micro el sol comenzó a pegar y no podíamos dormir por dos motivos: el calor, y los Kuryaki.
Les cuento: como en todo micro había un televisor para mirar películas. Emanuel había llevado los Pinjapiedras, de Victor Maytland, e intentaba que todos la miremos. “Porno argentino, acaban con yogur!” gritaba el pre-sex simbol argento, aún con acné en la cara. Pero el VHS de los Pinjapiedras no andaba. Por la máquina? Por el VHS? Nunca supimos, jamás anduvo.
Entonces los Brujos coparon la parada del fondo con una criolla y comenzó el show, a los que se sumaron todos los que se habían conservado despiertos.
¿Los más cantados? “Con una rubia en el avión / directo a Brasil ....”, “Solo sabe Dios, que difícil es / regresar a casa y estar solo...”, “El gato que está/ triste y azul/ nunca se olvida/ que fuiste mía/ más sé que sabrá de mi sufrir/ porque en mis ojos una lágrima hay” y otros hits de los 70/80´s.
Hacía calor, había buen clima y llegamos a Santa Fe: al hotel, urgente. A mí me tocó con las chicas de prensa, ducha, a comer y a pasear.
El almuerzo fue un flash, habían contratado un comedor libre de los chinos, que en esos días no eran tan populares. Manteles de hule, vasos Durax , floreros con artificios simulando claveles viejos. Menú: Milanesas con papas fritas, puré o ensalada. Bebida: gaseosa, agua sin gas, agua con gas. Primer quilombo importante, Santa Fe nos recibió con 30 grados, dónde está la cerveza???. Tras una transacción por parte de los organizadores, apareció. Primer escollo salvado, mejoró el humor.
Salimos del restaurant chino para la siesta, salvo los Kuryaki encerrados en su habitación, el resto armamos planes.
Los Massacre tenían una combi para ir al río, ¿vamos?. No, con Resakka decidimos ir de paseo al centro. El Centro tenía un shopping, y nos pasamos como 2 horas hablando mientras subíamos y bajábamos escaleras mecánicas tomando alguna fotografía. Resakka es un tipo increíble, créanme. Y es común que te juntes a veces a hablar de cosas que luego no vas a poder contar en micrófono ni escribir ni fotografiar. Hay códigos, señores, hay situaciones vistas u oídas que se llevaran a la tumba. La tarde se hizo más tarde y nos dimos cuenta que debíamos cubrir el show, corriendo al hotel, ducha rápida, perfumados, en micro al estadio.
Mucho calor, y como 3000 personas.
Las bandas locales abrieron, como pasa en todo el continente. Me acuerdo de Butumbaba: reggae con letras ideológicas que a las 4 AM nos invitaron a una fiesta.
De nuestra crew abrieron los Kuryaki, muy potentes en vivo, que sobre el final desafiaron toda creencia popular e invitaron a subir a escena a GeGé (toquense bien fuerte!). Luego les cuento...
Siguieron los Peligrosos Gorriones. Francisco Bochatón no miraba a los ojos cuando almorzábamos, ¿me entienden?. Era la timidez en persona, hasta que pisaba el escenario: gritaba, sudaba, pateaba, se soltaba. Era un tema atrás del otro como balas (“Escafandra”, “Cachavacha”, “Siempre acampa”, “El bicho reactor”, “Me extingo”) y cuando hizo el cover de Sergio Denis la gente estalló: “Y se marchó, y quiso recordar su cara/ porque a esa hora él regresaba, ella lloraba....”.
La noche era un infierno de gente y de calor, no se alcanzaba a despachar cerveza.
Y así los que veníamos de Capital, los que cubríamos para medios de Capital, nos ubicamos detrás del tablón y nos improvisamos como vendedores, comenzamos a hundir las manos en el hielo buscando cervezas a cambio de tickets.
Cuando Perry Farell craneó el Lollapalooza, no imaginó que una noche de octubre en Santa Fe, república argentina, un montón de locos girarían y tocarían con un calor de los demonios. Homero Simpson fue el hombre bomba del Lollapalooza de Perry Farrell, nosotros fuimos los vendedores de cerveza del Nuevo Rock Argentino.
No saben como disfruto recordar a Ricky de Los Brujos haciendo un show del carajo en muletas (anécdota: en Córdoba el cantante fue de paseo a un parque de diversiones, se subió a la alfombra mágica, voló por los aires y se fue al mismisimo carajo! Estuvo enyesado y con muletas varios meses) y del lujo de invitar a los Kuryaki a bailar breakdance: los dos cantantes de los Brujos cuando tenían 12 años habían llegado a semifinales en un programa de Canal 9 que buscaba al Michael Jackson argentino, conducido por un señor canoso al que Dios tiene en su gloria llamado Domingo Di Nubila, y aprovechando esa mini-fama bailaban a cambio de monedas en la peatonal de Lomas de Zamora cuando salían del colegio, unos capos! Los Kuryaki tomaban el nesquik mirando ese programa, y bailaban muy bien. Allí estaban con los chicos del sur, que se ponían vestidos multicolores, vestuarios plateados, se pintaban los pelos y animaban la fiesta rocker allí donde tocaran. Fueron gloriosos en los 90`s! Los Brujos fueron fiesta!
Cuando subió Massacre la cosa ardía. Ellos presentaban su disco Galería desesperanza, a mi gusto la joya de la banda. “Abrazame así, abrazame fuerte/ siento venir el huracán” pedía Willy y los santafesinos lo amaron. Terminaron cantando con la gente “Mandarina, mandarina, somos todos de Massacre, de Massacre Palestina!” y alguien más debe haber tocado (los de Avanti Morocha no eran de mi agrado, así que ni los recuerdo) y allí nos fuímos a camarines.
Lo primero que nos enteramos fue que los Kuryaki habían sido desvalijados: así como lo leen, les habían sacado cables, instrumentos, las mochilas y las billeteras.
La profecía se había cumplido otra vez: por más Pugliese que uno invoque, contra la mufa no se puede... y eso que Pugliese como antimufa era poderosísimo!
Igual ellos y otros músicos fueron consolados por algunas chicas santafesinas, y otros partían a un par de fiestas hasta que saliera el micro.
El domingo a las 7 nos ibamos, yo había vendido como 500 cervezas, me había quedado sin reloj (se perdió entre los rolitos), había llorado con el tema de Sergio Denis versionado por Peligrosos Gorriones, había disfrutado el increíble Galería Desesperanza de Massacre y había bailado Kanishka!. Me fui a dormir un par de horas y si Nora Castro no me arranca de la cama capaz todavía sigo allí.
Así cubríamos las giras de las bandas en los 90´s, amigos, viajando en micros con problemas para proyectar películas, con almuerzos en comederos chinos de manteles floreados de hule, y escuchando “con una rubia en el avión”.
Fue ese grupo que gritó a puro pulmón “Chofer, chofer, apure ese motor/ que en esta cafetera nos morimos de calor!” en el micro de vuelta, entrando a capital.
Fue el Nuevo Rock Argentino, una copia del Lollapalooza. Con nuestra particularidad de tercer mundo bien al palo!

Buenas vacaciones a todos!