Ayer deseo, hoy realidad [1/4]

Entrevista FREE x Miriam Eme Eme y kristian // fotos del álbum personal de la familia Romano

Es feriado, es 25 de mayo, y el día luce horrible. La cita es en Villa Insuperable: hemos arreglado por facebook, mail y celular. Ha mediado la mujer del niño que necesitaba leche fortificada, que lo conoció a los 14 años y lo conquistó a los 20, y que también se casó con él por civil e iglesia y tuvo “la parejita”: Micaela y Lucas (Randy). Roxana, la mujer del Tano, hace 26 años que lo conoce y aún continúa con él “en este viaje”. En la casa de Villa Insuperable están el Tano, Roxana, la mamá del tano, Randy (que luego se irá a ensayar en la pieza de atrás con su banda (Senthencia) y el gato gordo y gris. Hay agua saborizada (de pera, excelente!) y se prepara el mate. La mamá del Tano ofrece en un plato con filigrana azul budín marmolado y bizcochitos azucarados. Roxana hace mate. Y la charla comienza.
Tenemos ante nosotros al Tano Romano: heavy desde adolescente. Guitarrista de Cerbero, Hermética, Malón, Visceral, Razones Conscientes. Llegó de Misiones hace una hora. En la provincia de Buenos Aires, cruzando la Gral. Paz, hay truenos y llueve. En el living de la casa materna del Tano Romano estamos bien: entre álbumes de fotos y de trayectoria heavy (que tendrán oportunidad de ver porque así se plantean estas charlas, porque nos agrada que ustedes vean lo mismo que nosotros), entre mates y bizcochitos, el Tano habla. 3 horas habla. Fuímos en busca de un heavy en los 80´s: esos pibes que cruzaban los barrios con las camperas con tachas y los chupines bien ajustados, que llevaban el pelo por la cintura y organizaban shows en Atlanta o González Catan. En el caso del Tano, también fuímos en busca del guitarrista de la banda que llevó al Heavy a los livings de Palermo: Hermética. La mitad que ponía en música las letras de Ricardo Iorio, él que permanecía detrás, cerrado, parco. El que toca con la misma pasión para 4000 que para 200.

Transcribimos a medias y por favor, toménse un minuto para leer el resultado. Acá no importa tanto la música: importan las historias.

Antonio Carlos Romano, heavy metal!, que lo disfruten!



¿QUIEN?: Antonio "Tano" Romano
¿CONOCIDO POR?: Guitarrista de Hermética, Malón y Razones Concientes (entre otras)


Una tana vino a América, mas precisamente a Argentina, gracias a que Argentina recibía adolescentes y jóvenes esqueléticos que huían de la posguerra. Cuando la tana desembarcó, Evita estaba asomándose al balcón a gritar que llevaba en sus oídos la más maravillosa música: la del pueblo. La tana, adolescente, se fue a vivir con su hermana a una pieza de conventillo: dejaba atrás -un océano atrás- a su familia de origen. Nunca los volvió a ver, pero formó su familia en tierra argentina. La tana y otro tano arribado en un barco anterior se pusieron de novios y se casaron, por registro civil y por iglesia. Ella lucía un vestido blanco, él ofreció un terreno a medio construir en Villa Insuperable. Al poco tiempo ella lucía alianza en el dedo y orgullosa panza primeriza: nació la nena. No mucho tiempo después “la parejita” se completaba: Antonio Carlos (por el tío) salía de entre las piernas de su madre. Tomó la teta un tiempo, pero después necesitó leche fortificada. Los tanos laburaban y pudieron comprársela, pero el regordete llamaba la atención. Pasó un día por la casa de Villa Insuperable un señor publicitario, tocó el timbre y ofreció un dinero para que el niño fuera la cara de la leche fortificada. La mamá se negó: fue el fin de la carrera infantil de un chico que creció jugando a la bolita, al balero, al trompo, corriendo en carrito de rulemanes. Un día, cuando el chico tenía 5 años y su hermana 7, el papá se murió: era cardíaco. Y su mamá, esa tana flacucha que había llegado a Villa Insuperable huyendo de la posguerra y la miseria, se cargó la familia al hombro. Cosió sacos hasta quedar doblada, para que los chicos estudien.
Y, como dice el Tano, “Acá no entró un hombre, un novio, o lo que fuera... mi mamá hace 40 años que es viuda y nos dió el ejemplo”.

El instrumento de siempre: La guitarra me gusta desde chiquito antes de tomarlo a nivel profesional, jugaba con una de juguete, siempre como que fue de mis juguetes preferidos. Había un pibe acá enfrente, que jugábamos él con una guitarrita y yo con otra. Yo tenia una chiquitita y él tenia una más grande. Nos poníamos a tocar yo miraba su guitarra y decía, que linda es mas grande que la mía... Un día a le compran otra mas grande y me regala la suya! Después miraba la mia y miraba la de él y otra vez… hasta que un día yo pase al frente.

Inocencia juvenil: De chico era inventarse tus propios, juegos, ahora vos ves la computadora, los juegos electrónicos.. Acá recién se empezaban a asfaltar las calles... a la bolita hay un juego que se llama el gallito. Eramos 10 pibes que jugábamos por 10 bolitas cada uno. Eran 100 bolitas, se ponía una hilera de bolitas, la primera era el gallito, llegaba hasta la mitad de la calle la fila y después venia una latita con las bolitas que quedaban, y vos tirabas contra eso. Si golpeabas la primera te llevabas todas. Si golpeabas la segunda de esa para atrás hasta el final y así. Nosotros tirábamos la bolita como desde una cuadra... (risas) era todo un laburo calcular y capaz que le pegabas y te llevabas todas o capaz que pasa entre el medio. Después armábamos pistas de autos, dibujábamos en la calle con un pedazo de ladrillo, ni con una tiza, dibujábamos toda una pista con curva y todo y eran cochecitos de plástico los mas berretas de todos, los cortábamos y le metíamos masilla en la punta le sacamos la ruedita y poníamos una cucharita de chapa… Los pantalones eran todos con los parches de cuero porque estábamos todo el día arrodillado jugando. Era otra historia había que rebuscársela como fuera, era mas manual la cosa. También cada cuatro cuadras había un equipo de futbol y también un terreno vacío que los pibes se hacían una canchita y se armaban partidos. No era malo al futbol, jugaba al bajo, a la defensa.

Amor por la música: Yo terminé la primaria y para mi la música era ir a cagarme de risa a la clase de música. Nos tocaban el piano y nos hacían cantar a todos los chicos. No le daba bola, los profesores no hacían que a los pibes les interese la música verdaderamente. Eran de esas profesoras medias locas que cuando veían que uno tenia un poco de voz lo querían sacar cantante melódico. Habían un par que cantaban bien y lo llevaban al frente, nosotros los peores estábamos ahí atrás, no teníamos interés por la música. Hasta que acá enfrente habían unos pibes que habían armado una bandita y tocaban temas de los Beatles, de Vox Dei, de Creedence y ahí cuando vi es como que me pego por otro lado, lo vi de otra manera, me empezó a gustar a poder tener una guitarra de verdad.

La primera vez: Una vez estábamos en la casa, ensayaban arriba, en la terraza estos pibes y tenia una guitarra eléctrica nacional, Caiola Mobel era la marca. En ese momento no existía nada importado, olvidate, lo mejor que podías encontrar era una Faim. Tener una Faim nacional era groso, deciamos "allá a 6 cuadras hay uno que tiene una faim!". Este pibe tenía una guitarra y un equipito y ensayaban ahí en la casa. Un día estaba el solo tocando, yo escuchaba el sonido que salía del equipito, no entendía nada. Lo llama la madre, “aguántame un cachito, teneme la guitarra”, me dice. Me dio la guitarra, y la tenia así y temblaba y no me anime siquiera a tocar una cuerda para que el no escuche que la toque… le tenia un respeto. Después de ir a ver los ensayos empecé a aprender, de mirar nada mas. Y el tenia una guitarra criolla también, Antonio Pérez era la marca, vieja, las cuerdas estaban lejos del diapasón, imposible tocar, para mi era la mejor guitarra del mundo. A veces me la prestaba y yo me ponía a tocar, hasta que un día me dijo la voy a vender, si queres comprarla te la vendo. Yo no tenía un mango, tampoco le podía decir a mi vieja: "comprame una guitarra". Un día hablando con un tío mío me dice: "vos queres comprar la guitarra? cuando cobro te la compro, decile q espere y a fin de mes te la compro". Era 15, ponele, había que esperar hasta el 30. Te imaginas esos 15 días soñaba con la guitarra, no veía la hora que llegue, venia contando hasta los minutos. Hasta que por fin llegó ese día y la compro y ya era mía y la tenia acá y podía hacer lo que quiera. Así empecé a tocar sin saber nada.

Niño, deja ya de joder con la guitarra: Empecé a tocar acá en la puerta, a la 1 de la tarde pasabas y estaba yo con la guitarra, volvías a las 8 de la noche y yo todavía estaba ahí en la puerta con la guitarra, no me había ido, no me había levantado. Y encima no tocaba nada, un desastre, los que me veían tocar pensarian "pobre pibe, debe estar mal de la cabeza". Y así de tanto tocar y tanto tocar...

Un muchacho autodidacta: Yo no aprendí de profesor, cuando arranque era agarrar un grabador.. bah ni grabador tenia.. era escuchar “Cuero Pesado” y de los temas que te pasen ármate un compiladito para tener e intentar sacar. Ir a los recitales, mira a los violeros como tocan y fíjate que es lo que hacen. Si querías “aprender” guitarra ibas a un profesor que los primeros seis meses te daba solfeo todo el tiempo, ¿vos querías tocar la guitarra? Los primeros seis meses no tocabas la guitarra ni para sacarle la tierra. Encima te daban folklore solamente, uno quería tocar otra cosa entonces tenias que agarrar y rebuscártela como podías.



Mi amigo Willy: En esa época escuchaba los Beatles, empecé a sacar canciones, me empezaron a pasar canciones, de los Beatles, de Vox Dei, de Pappo, de Manal. Cuando yo empiezo la secundaria, ya me había pegado la música, empezaba a dibujar guitarritas en las hojas. Yo estudie hasta 2do año en un industrial y cuando largue ya había conocido a uno en la escuela que tocaba la bata, habíamos quedado que un día íbamos a tocar juntos, el tenia la batería, yo tenia la criolla. Como largue la secundaria, salí a laburar, los tanos viste como eran , “no estudiaste? tenés que ir a laburar”, no te queda otra. Ahí a los 15, 16 años empecé a vender medias por la calle, trapos de piso, cualquier cosa. Hasta que había pegado un laburito en una fabrica de soldadoras eléctricas y cargadores de batería. Ahí fue donde conocí a Willy Caballero con quien armamos una banda y empezamos con lo que fue Cerbero.

Mi primera Les Paul: Yo cuando lo encuentro a Willy ya empiezo a escuchar otra cosa, Deep purple por ejemplo. Todos los guitarristas de mi época empezaron a tocar "Humo sobre el agua". Nos juntábamos para tocar, yo con la criolla y el con unas latas de pintura, lo que sabíamos. Hasta que un día voy a una casa que vendían discos y tenia una guitarra colgada ahí. Una negra, modelo Les Paul y yo la única negra Les Paul que conocía era la importada, de Zeppelin. Voy y le digo: "¿se vende? ¿Qué marca es?". Me dice es una Gibson Les Paul. Para mi Gibson y Fender era lo mejor del planeta. "¿Y cuanto sale?", $100 de ahora ponele que me dice. Yo pensaba, "$100! este ni debe saber lo que tiene".. yo me creía el vivo.. tengo que conseguirlos. Salí a buscar y no me acuerdo quien me presto la plata y con la bicicleta ahí nomás.. llegue y le dije "me la llevo". Me había comprado la mejor guitarra del mundo!. Hasta que un día vino uno y me dijo: "esta es una guitarra marca Fabrison, que era lo peor, modelo Gibson!". Mucho tiempo después cuando ya tocaba la viola y decidí estudiar música para ver de que se trataba leer una partitura fui a estudiar con un muchacho que enseñaba guitarra clásica y ahí aprendí a tocar temas clásicos y conversando, el era el dueño de la disquerías que me había vendido la “Gibson Les Paul”!. Con esa guitarra empecé, después me compre un equipito, Willy se compró la batería y ahí arrancamos y nunca mas paramos. Yo tendría 16 años.
Otro pibe, que tocaba el bajo en la banda que teníamos, y yo, éramos los dos mejores alumnos que tenia el chabon, a los 3 meses que empezamos estábamos haciendo temas que el tenia para los que estaban yendo para el profesorado, cuando algo te gusta…



Continua el próximo lunes..