Era un sábado soleado, era un festival en un predio, eran las polleras hindúes, eramos lindas chicas con transparentes blusas de bambula y sandalias de cuero trenzado, eran los chicos de morrales y barba, eramos tan zurdos, eramos tan hippies, eramos tan jóvenes.
La historia me la acuerdo más o menos así: Jorge Pistocchi, un periodista del Expreso Imaginario, sacaba una revista llamada Pan Caliente. Gran revista: Egberto Gismonti, ecología, anarcos alemanes, como hacer pan casero, los rolling stones, la poesía de Ginsberg. Yo la compraba. No fue un record de ventas, ni la gente se agolpaba en los kioscos de revistas esperando su salida.
En esa época –hablo de enero del año 1982, ese año atroz donde muchos de nuestros amigos se morirían de hambre, de frío o de balas en la guerra más estúpida del mundo por dos islas de mierda, copadas a fuerza de balcón y whisky y peleada por niños que salían del colegio a enfrentar a la armada invencible con un fusil de juguete en la mano- el año empezaba, y aún no era una mierda.
Con Gustavo y amigos fuimos a Excursionistas de Belgrano a la tarde. Pan Caliente estaba en peligro, y Gustavo en esa época andaba de amigo con el Coco Romero, hoy master de murga en el Centro Cultural Ricardo Rojas, pero por aquellos días un flaco muerto de hambre percusionista de una banda llamada La Fuente. Había que hacer el aguante.
Anduvieron por allí desde Lito Nebbia hasta los Abuelos de la Nada (recién llegados de Ibiza, lisérgicos, con corbatas a puro tomatazo!), los MIA (con Lito Vitale lleno de cabello y 17 años), Alberto Muñoz (tremendo poeta), un adolescente y ya gordito Lerner (horrible!) y también virando a lo boludo, Piero (aún no con Prema, pero ya mezclando el “Para el pueblo lo que es del pueblo...” con el “Tranquilo, manso y tranquilo..” y la gente que amenazaba comerlo con ketchup al ex revolucionario actual tirador de claveles). Pero eso es pura anécdota: déjenme contarles lo más loco de aquella jornada.
Porque nosotros fuimos a ver a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, banda a la que seguíamos hacía un tiempo en unos shows que daban en teatros alquilados en San Telmo. No recuerdo como conocí a los Redondos, es la verdad. Tal vez fue por el Docente, el que cocinaba los redonditos de ricota comestibles y una torta verde que guardaba 6 meses en una lata de pan dulce en su casa de Wilde. Tal vez por Symns, que se rodeaba de niños como nosotros para que le paguemos la ginebra y contar anécdotas de los 60 en su mesa del Británico. O a lo mejor por Skay, eterno guitarrista de anteojos negros que caminaba siempre las librerías de Corrientes y charlaba entre fernet y fernet de sus experiencias comunitarias en los 70 en La Plata (nosotros tomábamos chocolate en la Giralda, y lo escuchábamos maldiciendo no haber nacido diez años antes). No recuerdo como los conocí, pero yo estaba aquel día en el campo de Excursionistas para ver y escuchar a Los Redondos.
Estaban Marcelo Rubio, Laura C. (hoy capa psi en Italia), Jorge Todaro (fotógrafo, vive en España), Carolina (meteoróloga, vive en USA), el enano Adrián, Willy Crook (bellísimo, con las petacas asomando del bolsillo), Daniel Melingo, unos heavys hinchando por rock`n`roll –entiendan que en el 82 había dos o tres recitales por año, y todos convivíamos en desarmonía-, el Indio Solari que aún caminaba en el césped de una cancha, Ricardo Mollo –que tocaba en MAM y tenía unas niñas pequeñitas- y toda una caterba de futuros próceres del rock´n´roll, del psicoanálisis, de la política, de la literatura. Estábamos todos y entonces subieron ellos.
“Viejo Caryl Chessman, viejo Caryl Chessman, respira otra vez / ya llegó la hora lubrica tus branquias/ respira otra vez/ Viejo Caryl Chessman gritaba enfurecido/ ¡Un tal Brigitte Bardot!”
Qué contarles de los Redondos de aquella época, amigos. El Indio tenía pelo y aún era maestro de chicos con discapacidad (sordos, me parece). Skay estaba igual de flaco, siempre con los anteojos negros, contorsivo, sonriente. Poly era la manager y era muchoooo más grande que nosotras, más hippie, más capa.
Lo interesante de los Redondos, además de lo musical, era el séquito ricotero, lo que se perdió –además de la vida de Walter Bulacio, pero esa es otra crónica- en los 90s. Estaba el Doce, o docente, ex preso de Devoto (está en el libro de Elias Neuman sobre el motín del 78), estaba el tremendo Enrique Symns lejos de la Cerdos, cerca de la ginebra, con monólogos que podían durar una hora hasta que la negra Poly se pudría y lo mandaba a bajar a los tirones (o arrastrando sus huesos ya cuarentones), estaba el Mufercho, cocinero amateur que inventó la receta de los redonditos de ricota y estaba ella, la striptisera, cuerpo musculoso, cara de mil ángulos. Ella: “Con las piernas más bonitas, las más lindas piernas que ví...”. Y el Indio, en esos días parecido a Tom Waits a fuerza de carraspera aguardentosa, arrancó con el Monona Blues y ella subió de momia y su amiga María Isabel la fue dejando en pelotas y no crean los ojos de los pibitos y el estupor de las niñas de trenzas en el pelo y vestimenta colorida.
La tipa mostraba los pelos del pubis, dos tetas como conos de helado y se montaba en taco aguja cuando, por eso que se conoce como “histeria colectiva”, desde el campo comenzó una silbatina, volaban objetos, subía la cana y Jorge Pistochi trataba de que no hubiera lesionados y la negra Poly se peleaba con la cana y le decía que lo dejen a Pistochi en paz, que él no sabía lo que iba a pasar, y que si alguien iba en cana ella era la primera. Permitánme una analogía: si en el siglo XXI el transgresor del rock es el Pity Alvarez, en los `80 y con dictadura un show de rock en el que una mina terminaba en pelotas era la respuesta desesperada de un estallido que estaba ahí nomás pero que no sabía hacerse escuchar. Monona terminó su show y se bajó, los canas al costado del escenario supervisaron que no acontecieran mas actos reñidos contra la moral, los Redondos terminaron con Mariposa Pontiac y nosotros caminando hasta una pizzería a comer sandwiches de queso con cerveza fría, aún conmovidos, aún atónitos, sin saber que estábamos en los albores de una época cultural impresionante, donde algún amigo se nos moriría por la estupidez de una dictadura que se caería a pedazos, y seríamos siluetas, seríamos grito, seríamos punks, heavys, modernos, darks, redondos. Pero esa es otra historia, que capaz les voy contando otro día.
Ah, la Pan Caliente cerró para siempre, la plata no cubrió ni los gastos de cancha, sonido, fletes y alcohol. Monona se desnudó un par de veces más con los Redondos, pero ya la esperábamos, ya éramos cómplices, ya sabíamos.
22 comentarios:
y que fue de la vida de Monona?? se sabe??
Ninguna de las obciones... Paso a saludar simplemente! Y a re ofertar mi blogs www.laotracicuta.blogspot.com
Unblos erotico, serie b, intimista , anecdotico y fans de enrique symns!
Muy buena cronica, me hizo acordar un poco a un libro que estoy leyendo sobre la historia de la revista española Ajoblanco en la transicion del Franquismo. Muy bueno como siempre.
Conozco las andanzas de Monona o algo parecido, porque llegaron a mis oídos con mezcla de mito y realidad. En mi La Plata natal, allá por los 90, iba a ver a la banda del hijo de ella (se llamaban Dintona Rumori, con integrantes de Las Canoplas).
Sé que hace tiempo, Monona vive en Tenerife.
Muy buena vida de ratas.
Saludos.
AnA
muy bueno, me hace recordar esas epocas.
y ese festival especialmente.
Increíble, excelente cómo siempre.
Ahora, lo de las dos islas de mierda va a servir para hacerte famosa... entre los fachos, que te van a saltar al cuello... por esas dos islas de mierda.
Ayer pasé por el rivadavia y vi con desconcierto que esos hijos de puta siguen existiendo y se multiplicaron...
Otro que andaba por ahí sacando fotos era Uberto, ¿se sabe algo de él?
AnA: genial la info que acercaste!!!
Matías: la Ajo Blanco fue un fenómeno importantísimo en la cultura española del post-franquismo, y el libro es buenísimo! Justamente Elsa Cicuta -que recomienda su blog- escribía en la Cerdos & Peces, la revista que en distintas épocas comandó Enrique Symms y fue importante en la post-dictadura argentina.
Perro: de Sagramoso creo haber leído que andaba por Europa, pero no sé exactamente. Y fachos hubo siempre, y siempre habrá...por eso seguiremos de pie!!
Slds. a todos, Miriam
Esa sensación atemporal que me deja Vida de Ratas cada vez que lo leo es indescriptible... ¿a dónde fue a parar todo esto? No existe más.
Esto se llama haber sobrevivido para contarlo. ¡Buenísimas las crónicas, Miriam!
Lo que me sucede al leer esto, es muy parecido a lo mismo que cuando lo escucho a mi viejo hablar de los redondos, de stan ghetz y demas recitalitos a los que iban por gusto y sin mucha opcion, porque no habia "personal fest"
Siempre me queda como un vacio despues de leer el vida de ratas, una sensacion de que la actualidad es una mierda y las nuevas generaciones somos una bola de brutos inexpertos.
Pero me encanta leerlo!
Gracias
Sanguche: el VdR fue pensado y es escrito como crónica del pasado.
No sé como será en todo Córdoba, pero por los dichos de Facu (anotacionesrusticas.blogspot.com) y de Petra (lasillaenojada.blogspot.com) aún hay bares para juntarse con los amigos a resolver los problemas del mundo, tugurios para ver bandas, fiestas...por acá pasa lo mismo: 10 amigos se juntan, alquilan una casa vieja, cuelgan unos cuadros en las paredes y bailan hasta agotarse en las festipulenta o en las fiestas de puta madre, leen en la feria del libro independiente, grafitean, rapean, crean huertas orgánicas y editan fanzines, hacen programas de radio por internet y siguen teniendo bandas de punk y HC y HM y reggae, y así. A nosotros, los post-dictadura, nos ayudó haber estado contenidos por un enemigo tremendo: cuando la tapa saltó fue fuego! Pero ahora ustedes no la tienen fácil tampoco, porque el vacío puede tirarte en la cama a mirar Tinelli o ponerte a mover el cuerpo y la mente para revolver un poco el polvo.
Insisto con lo mismo: detesto la nostalgia.
VdR fue pensado desde el pasado, apostando a que quien lo lea diga: "Yo también puedo hacerlo". Y ojalá les salga mejor.
Slds, Miriam
M, buenísimo como siempre este VdR y muy bueno también ese último comentario que hiciste: la apuesta no es por la nostalgia sino porque todo salga mejor, alguna vez. Ahora todo está por estallar, ojalá usemos el tiempo que nos toca vivir para dejar algo memorable.
(Y también me quedo con esa imagen tuya y de tus amigxs en los '80"maldiciendo no haber nacido diez años antes": justo como nos pasa a lxs lectores del VdR!)
saludos!
Creo que vive en Mallorca, da clases de danzaa
Tengo una foto´mía, siendo bebé en sus brazos (cuántos en aquel momento me hubieran envidiado, ¿no?)
che te cronica eme eme... muy bueno... me ubises encantado vivir esa epoca... ahora bien, como se llama la mina que se queda en pelotas???... en ningun momento la mencionas, o lei para la mierda... de todas maneras muy buena cronica...
lee el titulo de vuelta... ahi tenes el nombre
impecable
menos nostalgia y más agite, che!
gracias che, pense que era un sobrenombre o algo del personaje strptisero...gracias
el gordo balas se vendió a la grasada de popart y ahora es un vehiculo de creacion de conformistas como catupecu, los tipitos y fidel ( y ahora de q te la das...)
que buenas historias!!
Que loco! Vos puteabas por no haber nacido 10 años antes, y yo por no haber vivido los 80...alguien dira eso de los 90?
Excelente historia, excelente blog!
soy el hijo de monona, tomas, y como se ha mencionado monona vive en Tenerife, is.canarias, y es profesora de Ballet,encontre el blogg buscando referencias de Dintona, aprovecho para pedir cualquier material q haya por ahi, fotos grabaciones en directo, ya q me robaron todo, muchas gracias.
Tomás: si podés maileame a ememiriam@gmail.com porque hay unos chicos que están armando un documental de los Redondos y querían comunicarse con tu madre.
Gracias!
Slds, Miriam
Publicar un comentario